De Valladolid a Benavente, y viceversa, nos topamos con Zamora, ciudad en la que me alojé, y donde hay bares con unas tapas (gratis) muy gratificantes. Os las recomiendo. Zamora es una ciudad hermosa desde donde contemplar el Duero o ir al castillo ya restaurado. Tomé algunas fotos, como este puente, al que quiero añadir un poema que aprendí de joven y nunca olvidaré.
Por los puentes de Zamora,
sola y lenta iba mi alma.
No por el puente de hierro:
el de piedra es el que amaba.
A ratos miraba el cielo,
a ratos miraba el agua.
Por los puentes de Zamora,
lenta y sola iba mi alma.
Blas de Otero
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